“La disyunción basada en separaciones y compartimentaciones, ha
favorecido la falta de comunicación entre el conocimiento científico y la
reflexión filosófica, pero sobre todo, ha privado a la ciencia de toda
posibilidad de conocerse, de reflexionarse, incluso de concebirse
científicamente a sí misma. Así es que el pensamiento complejo está animado por
un tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido,
no reduccionista y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto, el
conocimiento”. Edgar Morín
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